Solamente por fe en Jesucristo

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lunes, 30 de marzo de 2015

EL VACIAMIENTO DE LA LEY EN EL EVANGELIO LA LEY DESPOJADA DE SU PODER




La ley de Dios es nombrada “el poder del pecado” 1 Corintios 15:56. Su poder destructor y condenatorio para una naturaleza caída fue tan intenso que bien podría asesinar y condenar a cada habitante de este mundo 70 veces 7, y su poder no se agotaría.

La justicia de la ley no pasó de largo la cruz, llegó con todo su poder condenatorio asesinando al inocente hijo de Dios, pero se encontró con un hombre de carne y hueso sin pecado, convirtiéndose este sacrificio en un acto sustituto de los que por medio de él serian salvos.

Todo el poder, todo el veneno aterrador de la de la ley fue vaciado en el inmaculado y santo Redentor, quedando satisfecha para siempre la justicia de Dios expresada en sus mandamientos.

De la cruz hacia el futuro y el pasado, la ley queda vacía de condenación, ahora no puede condenar a uno solo de los que son de la fe. Por eso dice:” el fin de la ley es Cristo para el que cree”

LA LEY NO TIENE A QUIEN CONDENAR.

La ley no solo no puede condenar, porque fue satisfecha y vaciada en la cruz para el que cree; también no ministra porque no tiene a quien condenar.

La biblia lo ilustra así: una mujer está ligada a la ley del marido mientras este vive, pero muerto el marido queda libre de la ley del marido” Romanos 7:1-6.

Esto también se ilustra con la idea que la ley castiga a un ser humano vivo, pero cuando muere la ley no se enseñorea más de él. En la cita mencionada refiere que cuando una persona acepta a Cristo el cuerpo de pecado es muerto, es destruido.

El evangelio no solo trata la aniquilación de los pecados (frutos) sino va más allá, trata con la aniquilación del cuerpo de pecado en plenitud. (Raíz y cuerpo) a eso se refiere cuando dice: “con Cristo estoy juntamente crucificado” y agrega: “por el bautismo, el cuerpo del pecado fue destruido” Si el cuerpo del pecado está destruido con Cristo en la Cruz, la ley no tiene función condenatoria, porque no tiene a quien condenar, ni siquiera tiene función.

Aunque tenemos un cuerpo pecaminoso de barro, mortal, por declaración divina esta muerto. Así como la ley no condena un pecado aquí y otro allá sino un cuerpo de pecado, Cristo no justifica un pecado hoy y otro mañana sino al pecador de principio a fin. De esta manera por sustitución y declaración divina tu cuerpo de pecado es muerto, dejándote vivir solo en el espíritu, tienes tu cuerpo de muerte, humanamente, pero para Dios está muerto en la Cruz, tienes tu naturaleza pecaminosa débil y defectuosa pero sin condenación eterna.

LLAMADO:

Los que están predicando una ley de condenación están anunciando una ley que pasó de largo ignorando el sacrificio de la cruz. Están llevando las viejas nuevas, de un cuerpo de pecado vivo que día con día es condenado por la ley; a esto se refirió Pablo cuando dijo:” los que quieren justificarse por la ley, de Cristo se desligaron, de la gracia cayeron” Gálatas 5:4. En estos casos se niega la eficacia del sacrificio de Cristo.

Recibe la gracia del Señor Jesucristo. Venzor

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